Porque me presento tal y como soy, y no tal y como me veis, desnudando mi alma y vistiendo mi orgullo con jersey de cuello alto.

“Deberías hacerte un blog, escribes muy bien.”

 Estas siete palabras hicieron que me planteara grabar a fuego en la Web el torrente de sentimientos que me inunda el cuerpo, la mente y el alma cada vez que hago algo digno de mención, desde ir al insti por las mañanas hasta salir los findes. Estas siete palabras que sin embargo encierran la más pura de las falsas verdades…


Desde luego técnicamente se escribir; se supone que es lo que estoy haciendo en este mismo instante.
¿Pero escribir bien? Yo no sé de eso. 

Sé controlar mi lenguaje; sé dominar mi pensamiento; sé captar la esencia de las cosas; sé incluso plasmarlas cuando me lo planteo. 

Yo sé abrir todas las diversas puertas de mi alma, sé utilizar los más diversos y puros adjetivos para embellecer las acciones mundanas del día a día.


Puedo teclear al ritmo de los latidos de mi corazón, que en constante tozudez bombea las palabras que piden, con ímpetu arrollador, ser compartidas con el Mundo.


Puedo sonreír cuando mis palabras lloran; puedo pasar de lo que hago aunque me esfuerce en no hacerlo; puedo describir lo físicamente imposible, revelar las posibilidades de lo oculto; puedo, incluso, pensar en aquello que me hace daño.


Puedo y sé hacer todas esas cosas, y las hago… ¿Pero escribir?
Quizás no sea una verdad pura pero es la pura verdad ¡Yo no sé escribir…!